Publicado en El Cultural el 6 febrero de 2019 VER ARTÍCULO ORIGINAL
Otorgado por la revista El Cultural desde hace trece años, el Premio Valle-Inclán es el galardón más prestigioso de la escena española. Con el respaldo y patrocinio de la Fundación Divinas Palabras, institución presidida por el empresario teatral Enrique Cornejo, premia lo mejor de nuestra escena.
El nombre del ganador de esta XIII edición se dará a conocer, como ya es tradición, al final de una emocionante cena durante la cual, y mediante el sistema Goncourt, se van eliminando, entre plato y plato, a los 11 finalistas. El premiado de este año se unirá a una lista que ya integran Juan Echanove,Angélica Lidell, Juan Mayorga, Nuria Espert, Francisco Nieva, Carmen Machi,Miguel del Arco, Carlos Hipólito, Concha Velasco, Aitana Sánchez-Gijón, Ernesto Caballero y Alfredo Sanzol, ganadores en los años anteriores.
Presidido por el jurista y dramaturgo Antonio Garrigues Walker, el jurado de esta edición del Premio Valle-Inclán ha estado formado por el académico de la RAE y presidente de El Cultural, Luis María Anson; el redactor jefe de Cultura de El Mundo, Manuel Llorente; el abogado y periodista José María García-Luján; la directora de RNE, Paloma Zuriaga; el periodista de TVE Antonio Gárate, presentador de ‘La hora cultural’ del Canal 24 Horas; los productores de teatro Mariano Torralba y Robert Muro; la periodista colaboradora de El Cultural y editora, Liz Perales; el crítico y poeta Jaime Siles; el crítico Javier Villán, el periodista y poeta Jesús Fonseca y la escenógrafa Ana Garay.
Entre los 12 nominados…
Silvia Marsó, por 24 horas en la vida de una mujer
Silvia Marsó (Barcelona, 1963) se ha especializado en personajes femeninos complejos y de carácter en los últimos años: la Yerma de Lorca, Nora en Una casa de muñecas de Henrik Ibsen, Amanda en El zoo de cristal de Tennesse Williams… Ahora consigue una nominación al Premio Valle-Inclán por dar vida a una aristócrata salida de la pluma de Stefan Zweig a la que una experiencia única e inesperada le hará enfrentarse a todos sus principios vitales y morales. El montaje, dirigido y adaptado por Ignacio García, toma la forma de un musical de cámara intimista en el que Marsó brilla en todas las facetas posibles.